jueves, 29 de noviembre de 2007

U.S. ARMY?


El lunes pasado cayó otro soldado de origen mexicano combatiendo en Irak. Se llamaba Jesús A. Suárez del Solar. Nació en Tijuana y tenía veinte años. Es el último de cinco.

El Estado mexicano no apoya la invasión de Estados Unidos a Irak, pero hay varios miles de soldados mexicanos combatiendo en la antigua Mesopotamia. Y no es la primera vez que combatientes de nuestra nacionalidad, nacidos al sur o al norte de la frontera, visten el uniforme del US Army y dejan sus vidas en los campos de guerra. Lo hicieron en la primera y en la segunda guerra mundial, en Corea, Vietnam, República Dominicana, Granada, Panamá, Somalia y en la primera guerra del Golfo Pérsico. Pero es, probablemente, en esta nueva guerra, donde más se ha notado la participación de mexicanos. Quizá ha sido así por el hecho de que el país ha estado en el centro del torbellino al participar en el Consejo de Seguridad de la ONU.

La relación de México con Estados Unidos es de tal envergadura, es tan compleja y profunda que trasciende con mucho la relación entre sus gobiernos. Uno de los matices de esa complejidad es que el Estado mexicano negó su apoyo a la guerra, pero miles de sus ciudadanos e hijos de sus ciudadanos, a los que no les niega oficialmente su condición de mexicanos porque así lo establece la ley constitucional de la doble nacionalidad, pelean con el ejército de un Estado que no es el suyo. Hijos de la nación mexicana son soldados de un Estado al que no pertenecen, pero que representa una nación donde viven y trabajan.

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